1. Inspección:
Se determina si hay desequilibrios en las ruedas, lo que podría generar vibraciones perceptibles al conducir.
2. Colocación en la máquina de balanceo:
Cada rueda se coloca en una máquina de balanceo que evalúa la distribución del peso a lo largo del neumático y la llanta.
3. Agregado de contrapesos:
Según los resultados del análisis, se añaden contrapesos en ubicaciones estratégicas de la llanta para compensar cualquier desequilibrio detectado.
4. Ajuste fino:
El técnico realiza ajustes finos, si es necesario, para garantizar que el conjunto rueda-neumático esté equilibrado de manera óptima.
5. Pruebas de vibración:
Se realiza una prueba de vibración para asegurarse de que el equilibrado sea efectivo y que no haya vibraciones notables durante la conducción.
6. Repetición para todas las ruedas:
El proceso se repite para todas las ruedas del automóvil, ya que cada una puede requerir ajustes específicos.
7. Verificación de la presión de los neumáticos:
Se verifica y ajusta la presión de los neumáticos para asegurar un rendimiento óptimo y una distribución uniforme de la carga.
